La Dactylopius coccus, popularmente llamada cochinilla, pertenece a la familia Dactylopidae y se trata de un insecto parásito fitófago, de unos 6 mm la hembra y 2 el macho, que vive como huésped de la tuna o tunera, en la que se suele manifestar como manchas de un color grisáceo.
La cochinilla es una especie originaria de América y más concretamente de los países andinos como Perú, Bolivia, Colombia, Ecuador y Chile, que se cría en los tallos de las tuneras , de las cuales se alimenta extrayendo su savia.
La cochinilla es un insecto usado principalmente para la extracción del colorante compuesto por dos sustancias conocidas como el carmín y el ácido carmínico.
Su explotación en La Palma comenzó en 1830 con la intención de sustituir a la producción del vino, que ya por entonces se hallaba su fase final de decadencia. Para la instauración de latifundios se debía introducir la tunera con la finalidad de que la cochinilla pudiera desarrollarse, lo cual no fue difícil.
La Opuntia o tunera es un género de la familia de las cactáceas que consta de más de 300 especies, todas oriundas del continente americano, desde el norte de EE. UU. hasta la Patagonia, donde crecen de forma silvestre. Fueron introducidas en Europa por los conquistadores y se naturalizaron fácilmente en la región mediterránea. La especie más común es la Opuntia ficus, conocida como nopal, tuna o chumbera.
Este extenso género abarca plantas de muy diferentes tamaños, desde la pequeña Opuntia microdasys variedad albispina, hasta especies arbustivas o arbóreas con tronco y copa, como la Opuntia leucotricha, que puede llegar a medir 5 m de altura. Son plantas muy rústicas y ramificadas, con ramas muy extendidas o inclinadas. Los segmentos (cladodios) son característicos del género, con apariencia de hoja carnosa, planos y generalmente ovales; poseen la capacidad de convertirse en tallos y a su vez emitir nuevos segmentos y flores. Para que esto se produzca sólo es necesario que la hoja se encuentre sobre suelo fértil y una primera hidratación. No es necesaria una gran manutención, por lo que la instauración de la especie fue rápida y eficiente, lo cual ayudó al desarrollo de la actividad.
Este cultivo fue abandonado en 1880, año en el que se produjo la invención de los tintes sintéticos, cuya elaboración era menos costosa, lenta y trabajosa. La competencia era aplastante y la producción del tinte procedente de la cochinilla insuficiente, por lo que las plantaciones claudicaron, siendo sustituidas por los latifundios de tabaco.
No obstante, aunque la actividad se abandonó, así como el cultivo voluntario de la tunera, ésta no fue eliminada, lo cual ha hecho que hoy se puedan ver todavía muchos ejemplares diseminados por la isla. En algunos de éstos aun se pueden ver agrupaciones de cochinilla.